viernes, 10 de julio de 2009

Los vientos del Sahara


Tan fuerte, tan bien, tan alegre,
tan contento con la vida.
Y de repente
viene del sur un viento frío,
dicen que sale del Sahara,
pero no me lo puedo creer.

Estamos en verano
y extraño mis hijos,
los ha olvidado la cigüeña
en el limbo o en el sitio ninguno.

Sus voces me susurran
desde las hojas de los árboles,
huelo sus aromas en las heladerías,
veo sus ojos brillantes
en mis sueños más costosos.

Como duele despertar,
si tenemos los vientos del Sahara,
dicen que es caliente, este desierto,
a donde nunca he ido,
ahora no me esta tocando su calor,
solo siento su vacío agotado.

Y nadie me llama papa.

Solo puedo consolarme en silencio
en consolar mis hijos en el más allá.

En ocasiones soma el oasis sagrado
Con un viento tibio del Sahara.
Y trepo con ellos a los árboles,
nos reímos juntos con los pájaros,
que gorjean canciones fabulosas,
del reencuentro
de los hijos no-nacidos con sus papas.

Y en el otro lado de este mundo
siente un aborigen, como yo,
las voces de sus hijos
dentro de las hojas de un árbol a su lado,
y lo toca una brisa ardiendo
de los vientos del polo sur,
así se dicen, pero no se lo puede creer.

© 2009 by Christian Maier

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